El acto de cepillarse los dientes y las encías consiste en “eliminar una ligera capa” que se adhiere a la superficie, llamada placa bacteriana. Por ello, no se debe aplicar una fuerza excesiva sobre el cepillo dental. A continuación, te explicamos los detalles.
¿Qué ocurre si presionamos demasiado?
- Notaremos que el cepillo se deforma y los pelos se abren en forma de abanico.
- Eliminaremos placa, pero también erosionaremos la superficie del esmalte, generando una abrasión en el cuello dentario.
- Dañaremos las encías, provocando retracción con el consiguiente alargamiento de la corona dentaria.
- Aparición de sensibilidad a los cambios térmicos.
- Afectación de la estética.
Consejos
- Utilizar cepillos de calidad (comprarlos en farmacias).
- Dureza media.
- No ejercer presión sobre ellos.
- Extender el tiempo de cepillado a cambio de ejercer presión.
- No cambiar el cepillo muy seguido (si se deforma, es porque haces demasiada presión).
- Utiliza el tiempo de cepillado (2 min.)
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